Ayer era inteligente y quería cambiar el mundo…
Hoy soy sabio y me cambio a mí mismo
Imagen portada de Comfreak
Mejorar el mundo. ¿Quién no ha deseado cambiar el mundo? Todos tenemos o hemos tenido un instinto revolucionario dentro de nuestro corazón, hemos pretendido y deseado cambiar el mundo para mejor, luchado contra injusticias, etc.
Es cierto que si no se lucha, nada se obtiene… como dicen algunos, quién no llora no mama… pero también es cierto que para eso hace falta unión y que, a pesar de ello, es difícil que logremos cambiar el mundo entero.
Lo que verdaderamente debemos cambiar es a nosotros mismos, porque si cambiamos nosotros, conseguiremos que nuestro entorno poco a poco se de cuenta de que hay otra forma de hacer y vivir las cosas, y de esa manera se vaya extendiendo esa luz, ya que el propio ejemplo tira más que cualquier discurso u opinión que podamos dar sobre cómo podría ser mejor el mundo si dependiera de nosotros.
Al cambiar nosotros mismos se produce un efecto dominó en nuestro entorno, en nuestras vidas… si cuidamos nuestro entorno más cercano, estaremos contribuyendo por un mundo mejor, y serviremos de ejemplo a otros para que tomen conciencia y puedan seguir nuestros pasos, si así lo desean.
Todo esto puede aplicarse no sólo a nivel social, sino también familiar o de pareja. Muchas veces deseamos que cambien los demás porque consideramos que están errados, no nos paramos a analizarnos a nosotros mismos y nos excusamos con las actuaciones y hechos de los demás para justificar los nuestros propios.
Lo cierto es que no podemos cambiar a los demás, cada persona tiene sus propias vivencias, circunstancias y creencias y, estén erradas o no, es su elección seguir siendo así. Pero si cambiamos nosotros, si ponemos límites a las cosas que no nos gustan y alabamos las cosas que sí nos hacen felices, poco a poco el entorno irá cambiando y adaptándose a lo que realmente deseamos.
Puede que algunas personas se vayan y salgan de nuestras vidas, otras puede que cambien como nosotros inspirados por nuestro ejemplo… en cualquier caso, todo es correcto, ya que las personas que se van, ya cumplieron su papel en nuestras vidas, y las que se quedan, se quedan para enriquecer aún más el día a día de nuestra existencia.
Cada persona tiene su libre albedrío, y nosotros mismos también. Debemos tener la voluntad de expresar lo que realmente somos, que nada tiene que ver con lo que nos han dicho que somos… La coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos es fundamental para vivir con salud y estar en paz. Nada es imposible, excepto lo que no intentamos.
Os propongo que lo pongáis a prueba durante un tiempo. No esperéis a que las circunstancias o los demás cambien, empezar por vosotros mismos, y el resto vendrá solo 😉