Imagen de Okan Caliskan
Este es el segundo ejercicio que te propongo para mantener el equilibrio del campo energético y así cuidar de forma integral tu salud y bienestar.
Recordemos que tanto éste como los demás ejercicios que os propongo, son buenos ejercicios para realizar a diario. Cuanto más practiques, mayores efectos notarás. Un día puedes hacer un ejercicio y otro día otro e ir alternándolos… también podrías practicar uno por la mañana y otro por la tarde, etc.
Si todavía no has visto el primer ejercicio, puedes verlo pulsando por aquí.
Al principio, puede ser conveniente buscar un lugar tranquilo donde nadie te moleste y donde puedas estar tranquilo/a. Con el tiempo y la práctica, podrás practicarlo en cualquier momento y situación del día estés donde estés y te rodee lo que te rodee.
¡Vamos a ello!
Ejercicio 2:
Este ejercicio es ideal para practicarlo en un lugar tranquilo y al aire libre.
Buscamos un árbol y nos apoyamos en su tronco con la espalda bien recta y con los pies descalzos, a ser posible. Observamos el ritmo normal de nuestra respiración…
Imaginamos que somos el árbol y sentimos nuestras raíces profundamente enraizadas en la Madre Tierra, y nuestras ramas orientadas hacia el Universo.
Nos nutrimos con la energía que genera los cuatro elementos de la naturaleza:
- El Sol / energía nos calienta y revigoriza.
- El Aire juega entre nuestras ramas, purificándonos y reforzándonos.
- Nuestra raíces se nutren de la Tierra, buscando agua de corrientes subterráneas, puras y cristalinas.
Inspiramos a través de las ramas los elementos aire y sol. Dirigimos la inspiración a través del tronco y expiramos profundamente a través de las raíces, hacia la tierra y las corrientes subterráneas de agua.
A continuación, inspiramos mediante las raíces, los nutrientes que la tierra y el agua que nos ofrecen. Los conducimos por el tronco hacia las ramas. Expiramos esta energía hacia el Universo, hacia los elementos aire y sol.
Repetimos cuantas veces queramos estos pasos.
Al terminar, dirigimos la atención al contacto con el suelo, a los pies, a las raíces.
¡Probadlo, seguro que sentiréis una paz y una energía increíblemente renovadora!